domingo, 28 de febrero de 2010

Navegación bajo el Pont de Sully (poema)

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El poema narrativo es una suerte de refugio.
El poema mal narrado es una aventura
de quince minutos. Acerca de la ausencia los amigos
Judas y Alberto se preguntaron por Derrey
y sostuvieron lo narrado a continuación. El poema
es un practicismo.


aimer et mourir
au pays qui te ressemble
C. B.


Uno de los veranos más crudos
y de febriles temporales de ciudad, un amigo
tomó un vuelo sin precisa dirección
al otro lado del mundo.

Era de quienes persiguen sus marcas
reptando en sentido inverso
las avenidas caminadas una vez, de hecho
no había noche en que mi amigo leyera
viejos libros porque sí /
daba prioridad incólume a los mapas urbanos
señalados por él mismo tiempo atrás
y también se daba a la relectura
metódica y liviana
de sus poemas olvidados de adolescente /
releía sin temor a encontrarse
con su doppelgaenger, releía
poemas escritos a tres de sus ex novias
y se masturbaba creyente
en el febril intento de recordar.

En una lóbrega cervecería del 5ème, cada noche
escribía y penaba en rayados cuadernos Gloria
y luego resbalaba angelicalmente por la madrugada blanda
entre el bulevar Sebastopol y el infierno invernal.

Esto contaba al dorso de las postales
del Sacre Coeur que enviaba
todas juntas en un sobre los domingos.
Llevo todos mis cabos sueltos, contaba,
en los más profundo del morral
   -guardo un ángel de alas rotas
bajo la palabra
y rarezas afines en fin

una madrugada endeble, mi amigo
quiso conocer la orilla
sumergida de Saint Louis,
paseó entonces por el pont de Sully
y saludando galantemente
las lejanas gárgolas de Nôtre Dame
se arrojó al Sena.

Esa noche, cuatro patrulleros tajaron el aliento
del invierno y la ribera helada
bajando por el Quai de la Tournelle, alarmados
por el rumor sumergido del suicidio.

La guardia civil contempló absorta
su cuerpo gélido
y sus bolsillos repletos de lujosos papeles azules.
El guardia que nadó hasta los fondos
de la isla de Saint Louis
no dijo palabra. El subcomisario
quiso deportarlo. El prefecto procedió
a tomar declaración
y silenciar a los testigos. Fue el más alto
protector del arrondissement
quien lo consideró héroe trémulo y sin tierra.

En vez de llamar al consulado argentino
a mi amigo en aguas algunos
quisieron llevarlo a la cripta del Panteón
junto a Víctor Hugo y 2 cálidas enfermeras de Nemeurs
otros al centro de sans-abri del bulevar Neys, Porte de Clignancourt

aún así mi amigo, al despertar, prescindió
de las sondas y vanos consejos y al fin pudo
tomar el último vuelo a Buenos Aires.

*

Pude verlo únicamente en el infierno
de tarde en que busqué
su desnudez en la terminal de Ezeiza.

Mi amigo murió de hipotermia una semana
después de ese retorno,
un mediodía de 40 grados Celsius
bajo las autopistas de Plaza Constitución.
En su mano encontraron dos boletos
de tren a Bariloche /su rostro
tenía la palidez de la tierra en el verano.

Cargué con sus cenizas
todo el trayecto hacia el Sur
sin olvidar por un segundo su provocación
a la vida,     sin olvidar cuán helado estaba el cauce
esa madrugada bajo el pont de Sully.

París, 26-2-10