s
CARENCIAS
no
sé cuánto queda en mí al volver a casa, si la Lluvia
envuelta
en celofán imaginario o la pequeña
diosa
Maia me pertenecen si la Poesía
de
Lezama Lima y Auden –esa combinatoria
de
silenciosos abismos que traza el puntal de tu consciencia
los
cuerpos, las diligencias, el amor desnudo nada me basta
pasan
de las 6.AM y la noche insiste e imagino
un
jardín de senderos inexistentes, una oscura bandada
volando
en direcciones inexistentes, imagino
la
máscara violenta de lo que todavía falta
pues
no hay 1 solo amigo reprochándome en la mensajera
ni
el recado de otros años ni el porvenir es largo pues
soy
Yo perdiéndome en la condena absurda de los que
/duermen afuera
/duermen afuera
y
los ciegos que leen en la más profunda oscuridad soy Yo
sin
pasiones que me desvelen, como una mujer, de la noche
/al alba
/al alba
un
cúmulo de sueños mezclados a los pies de la cama
(las
ventanas ahora dan sacudones eventuales
y
su transparencia vibrátil oscurece, mis pensamientos se contraen
otra
vez voy a dormir
en
una anticipada inundación).
3 POEMAS CONVENCIONALES SOBRE MAIA
I
Era una mujer para las noches eléctricas
de la primera y única edad ––ofrecía
a quien mejor ostentara la inteligencia del cuerpo
el tesoro del suyo, los roces próximos
que pronto olvidaría entre los muchos atardeceres
que compartimos después de clases.
Por la noche yo no olvidaba. Solía pensar en la
ceniza
que dejarían sus mordeduras tras incendiar
esos cuerpos. Tenía 17 años. Inmóvil, la lluvia del
viento en el follaje
llevaba los pedazos del crespúsculo al desagüe de mi
casa.
Yo solía, tranquilo, porque la verdadera tormenta
se avecinaba en mi ventana oscura. De nada
me valieron esas lluvias. Ahora sé que pude haber
llorado
mejor esa presión que en mí ejercía
el mismo
cielo otoñal, los mismos atardeceres
devorados por las madrugadas ajenas.
II
Soñé
que dormíamos en la negrura del bosque de Vincennes
entre
los lagos congelados de enero –nuestros
sueños
desnudos
bajo la lluvia invisible, bajo el haz invisible
/del tiempo,
/del tiempo,
y
nuestras manos una con otra esperando el sol ajeno.
Sí:
Maia y yo entre las tapias heladas donde entraba
/ mi sueño
/ mi sueño
como
durmiendo a salvo en la esperanza de estar lejos.
En
Vincennes soñé a su vez con la negrura y la esperanza
de
la primera noche juntos en ese hotel de la calle Río
/ de Janeiro
/ de Janeiro
donde
acercaste un beso deliberado pero con algo de miedo
o
de estar segura de hacer algo definitivo
(era vernos
/ para siempre en medio de los empinados años,
dudando de nuestra fuerza entre el abismo
y las arrogancias del arte, bajo el cielo glacial
/ para siempre en medio de los empinados años,
dudando de nuestra fuerza entre el abismo
y las arrogancias del arte, bajo el cielo glacial
de
Vincennes –dudando juntamente de todo
menos
de estar juntos).
III
En la pantalla de mi pensamiento, una secuencia
de Maia asiendo el filo del mar, desnuda.
Tengo 17 años y todas las grandes ciudades (incluso
París)
me parecen pueblos adormilados en la ribera.
El tiempo es un puñado de tierra vana entre las
manos.
Tierra ajena, nada importa demasiado.
Desnuda, como era, Maia sabida de memoria.
************************************************************
En Le Monde de este sábado 27 de febrero, Tahar Ben Jelloun escribe: “Ce pays est fait de telle manière qu’aucune armée n’a été capable de vaincre les rebelles sur le terrain ». Se refiere a la intervención de la OTAN en los conflictos políticos en Afganistán. Es una frase certera o no tanto, acaso encadene explicaciones directamente a la misma tierra y polvo. Por lo tanto es una afirmación poética y no argumentativa. Preferiría leer, esta mañana, “Ce terre était fait de telle manière qu’aucune armée n’était capable de le vaincre ». Me recuerda a la invasión de Bahía de los Cochinos.
* * *
trípticos
París 1:34. Un poema improvisado en papel de seda y su consumación lenta, ardiente, las brazas de tabaco alimentándose de mis palabras.
París 1:54. La rue de Crhistine y la rue de Savoie y la rue de Nestle son todas el mismo callejón. Dos ríos bordean el laberinto. El bulevar y las orillas del Sena.
París 2:10. El amor desdeñado antes de tiempo (la certeza) es una estrella distante.
París 2:11. Si vieras esta fotografía de bar en ribera / guitarras británicas y voces vociferando melodías quebradas de soundtrack / y tu recuerdo / reirías pobre varón, aún rompiéndole los dientes al espejo.
París 2:13. Juntos otra noche en la rue du Temple solo pediría stay tonight, my dear, I love you more than being seventeen.
París 2:15. No estuvimos hechos para construcciones ininterrumpidas. Sino para tomar y desangrarnos escribiendo. The house of the rising sound. El temor también es saliente.
París 2:17. Lucía carraspeó, encendió un Parisienne y esperó que el cigarrillo se consumiera, sin pitarlo, a un lado del semáforo de la esquina de Perú y Diagonal Norte. Entonces pensó en Derrey, en las diagonales muertas de París y llamó a un taxi.
París 2:20. Un diario se reescribe bajo un blues blanco. Un bar sombrío, un río que atraviesa, como la lluvia, las grietas de ciudad capital.
París 2:22. La escritura, al menos, permitiría reescribir mi biografía / ser quien no fui / al servicio de un retrato apócrifo.
París 2:24. No me vayan a haber dejado solo, y el único recluso sea yo. César Vallejo.
****************************************
OTRA DESPEDIDA IMAGINARIA DE MAIA R.
no sé si hice bien diciéndote no más, mejor
es recorrer, a tientas, la distancia
y por primera vez solos bajo un sol ajeno
no supe que también era dejarme a mí
a veces todo es un parejo atardecer
tenemos 17, nada agoniza en el recuerdo
así andamos como un temblor bajo la piel de la ciudad
bajo un mismo sol o en tu boca oscura, a veces
tu cuerpo respira en mis años siguientes
afuera llueve y el mundo es una vana predicción
todavía son las 6 de nuestra tarde.